viernes, 15 de enero de 2016

Carta para dos princesas.

Es difícil abrirse a las personas. No solo mostrarles la parte de ti que le muestras a todo el mundo, sino, mostrarte por completo, sin esconder nada. Desnudarte. Romperte en pedazos frente a ellos, y de la misma manera volver a unirte.
Son cosas que suelo hacer sola. Romperme y pegarme.
Creo que ella es muy bonita, tengo muchas ganas de abrazarla y con mis manos hacerle una sonrisa en el rostro. Ella también se abrió conmigo. Lamento mucho las cosas por las que las personas tienen que pasar. ¿Por qué no puedes salvar a nadie? Como tener un superpoder para borrar los problemas de las personas que quieres. Y es que lo siento. Siento y es un dolor que no te hace agonizar, pero que nunca se va, está siempre presente.

Las personas son tan bonitas, cada una en su manera muy especial, tan auténtica.

Siento que al final, como todo, tarde o temprano se irán. Y yo no puedo detenerlas. No tengo el poder, la autorización ni la voluntad para hacerlo, porque así tienen que ser las cosas.

Ah, qué bonitas son las personas. Como cristal. No entiendo por qué la gente no las cuida. A todas esas personas tan importantes. Para ellos no son importantes, no pueden ver lo que yo veo.

Como sentarte en el balcón a ver las estrellas, o acostarte en el cuarto escuchando música con alguien a las tres de la mañana mientras se quedan dormidos. Como ir caminando por ahí y darte cuenta de lo bonita que es la vida, y empezar a ver todo de otra manera, aunque solo dure una semana, un día, un rato, un pestañeo.

Deseo de todo corazón que puedan cumplir todos sus sueños.

Con amor, Jeanelle.

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